


LA IGLESIA NO SE RINDE, UNA PRIMAVERA ECLESIAL ES POSIBLE
NICOLÁS KIPREOS ALMALLOTIS Y LIONAL SOTOMAYOR LÜHR
(Ensayo, espiritualidad)
La Iglesia, fundada por Cristo, es faro de luz en un mundo que enfrenta incertidumbre, relativismo y desafíos crecientes. Su misión es clara: llevar el Evangelio a todos los rincones, formando discípulos y anunciando la verdad con amor. Sin embargo, en tiempos donde la secularización avanza y la indiferencia religiosa crece, la Iglesia necesita renovarse en su manera de llegar a las almas sin perder su esencia. Encarnarse es hacerse presente en la realidad para transformarla. La crisis que padecemos no es una casualidad, tampoco lo será la solución a ésta. Se requiere decisión, tesón y audacia para salir de ella. Muchos ciudadanos están alejados, sin hacer vida su fe o intentan vivirla al margen de la Iglesia. No basta con lamentarse, tampoco tiene sentido descargar toda la bilis en contra de la Iglesia y de quienes forman parte de ella. Por eso los laicos tienen una responsabilidad irremplazable: ser testigos vivos del amor de Dios en su entorno, en su familia, en su trabajo y en el mundo digital. Ya no basta con una fe pasiva; como laicos es momento de asumir el protagonismo en la misión de la Iglesia, llevando el mensaje de Cristo a quienes más lo necesitan.
Vivimos en medio de una revolución cultural que desafía la transmisión del mensaje cristiano. El relativismo moral, la cultura del descarte y la hiperconectividad han cambiado la manera en que las personas se relacionan con la fe. Las certezas de antaño son ahora cuestionadas, y muchos buscan sentido en ideologías pasajeras o en una espiritualidad sin compromiso. En este escenario, la Iglesia está llamada a responder con claridad y valentía, recuperando su voz y ofreciendo respuestas sólidas a un mundo que anhela verdad, pero que a menudo la rechaza, para así ser capaz de iluminar las situaciones del presente y del futuro, para contribuir, con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, en la edificación de un mundo posible para todos, especialmente para los jóvenes, que no significa desentenderse de sus particularidades, ya que solamente podremos transformarlo en la medida que nos involucremos en él. ¿Cómo? Siendo creíbles, proactivos y cristianos jugados.
En una era dominada por las nuevas tecnologías, la evangelización debe expandirse más allá de los templos, alcanzando a los alejados a través de los medios digitales, el diálogo y el testimonio personal. Hoy, más que nunca, la fe debe ser vivida y compartida con convicción, audacia y creatividad.
Este libro es un llamado a la acción, un desafío para que cada laico descubra su misión, inspire a otros y se convierta en un verdadero constructor del Reino de Dios en el siglo XXI. ¡Es hora de ser Iglesia en salida, de conquistar almas para Cristo y de hacer brillar la luz del Evangelio en cada rincón del mundo!
NICOLÁS KIPREOS ALMALLOTIS Y LIONAL SOTOMAYOR LÜHR
(Ensayo, espiritualidad)
La Iglesia, fundada por Cristo, es faro de luz en un mundo que enfrenta incertidumbre, relativismo y desafíos crecientes. Su misión es clara: llevar el Evangelio a todos los rincones, formando discípulos y anunciando la verdad con amor. Sin embargo, en tiempos donde la secularización avanza y la indiferencia religiosa crece, la Iglesia necesita renovarse en su manera de llegar a las almas sin perder su esencia. Encarnarse es hacerse presente en la realidad para transformarla. La crisis que padecemos no es una casualidad, tampoco lo será la solución a ésta. Se requiere decisión, tesón y audacia para salir de ella. Muchos ciudadanos están alejados, sin hacer vida su fe o intentan vivirla al margen de la Iglesia. No basta con lamentarse, tampoco tiene sentido descargar toda la bilis en contra de la Iglesia y de quienes forman parte de ella. Por eso los laicos tienen una responsabilidad irremplazable: ser testigos vivos del amor de Dios en su entorno, en su familia, en su trabajo y en el mundo digital. Ya no basta con una fe pasiva; como laicos es momento de asumir el protagonismo en la misión de la Iglesia, llevando el mensaje de Cristo a quienes más lo necesitan.
Vivimos en medio de una revolución cultural que desafía la transmisión del mensaje cristiano. El relativismo moral, la cultura del descarte y la hiperconectividad han cambiado la manera en que las personas se relacionan con la fe. Las certezas de antaño son ahora cuestionadas, y muchos buscan sentido en ideologías pasajeras o en una espiritualidad sin compromiso. En este escenario, la Iglesia está llamada a responder con claridad y valentía, recuperando su voz y ofreciendo respuestas sólidas a un mundo que anhela verdad, pero que a menudo la rechaza, para así ser capaz de iluminar las situaciones del presente y del futuro, para contribuir, con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, en la edificación de un mundo posible para todos, especialmente para los jóvenes, que no significa desentenderse de sus particularidades, ya que solamente podremos transformarlo en la medida que nos involucremos en él. ¿Cómo? Siendo creíbles, proactivos y cristianos jugados.
En una era dominada por las nuevas tecnologías, la evangelización debe expandirse más allá de los templos, alcanzando a los alejados a través de los medios digitales, el diálogo y el testimonio personal. Hoy, más que nunca, la fe debe ser vivida y compartida con convicción, audacia y creatividad.
Este libro es un llamado a la acción, un desafío para que cada laico descubra su misión, inspire a otros y se convierta en un verdadero constructor del Reino de Dios en el siglo XXI. ¡Es hora de ser Iglesia en salida, de conquistar almas para Cristo y de hacer brillar la luz del Evangelio en cada rincón del mundo!
NICOLÁS KIPREOS ALMALLOTIS Y LIONAL SOTOMAYOR LÜHR
(Ensayo, espiritualidad)
La Iglesia, fundada por Cristo, es faro de luz en un mundo que enfrenta incertidumbre, relativismo y desafíos crecientes. Su misión es clara: llevar el Evangelio a todos los rincones, formando discípulos y anunciando la verdad con amor. Sin embargo, en tiempos donde la secularización avanza y la indiferencia religiosa crece, la Iglesia necesita renovarse en su manera de llegar a las almas sin perder su esencia. Encarnarse es hacerse presente en la realidad para transformarla. La crisis que padecemos no es una casualidad, tampoco lo será la solución a ésta. Se requiere decisión, tesón y audacia para salir de ella. Muchos ciudadanos están alejados, sin hacer vida su fe o intentan vivirla al margen de la Iglesia. No basta con lamentarse, tampoco tiene sentido descargar toda la bilis en contra de la Iglesia y de quienes forman parte de ella. Por eso los laicos tienen una responsabilidad irremplazable: ser testigos vivos del amor de Dios en su entorno, en su familia, en su trabajo y en el mundo digital. Ya no basta con una fe pasiva; como laicos es momento de asumir el protagonismo en la misión de la Iglesia, llevando el mensaje de Cristo a quienes más lo necesitan.
Vivimos en medio de una revolución cultural que desafía la transmisión del mensaje cristiano. El relativismo moral, la cultura del descarte y la hiperconectividad han cambiado la manera en que las personas se relacionan con la fe. Las certezas de antaño son ahora cuestionadas, y muchos buscan sentido en ideologías pasajeras o en una espiritualidad sin compromiso. En este escenario, la Iglesia está llamada a responder con claridad y valentía, recuperando su voz y ofreciendo respuestas sólidas a un mundo que anhela verdad, pero que a menudo la rechaza, para así ser capaz de iluminar las situaciones del presente y del futuro, para contribuir, con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, en la edificación de un mundo posible para todos, especialmente para los jóvenes, que no significa desentenderse de sus particularidades, ya que solamente podremos transformarlo en la medida que nos involucremos en él. ¿Cómo? Siendo creíbles, proactivos y cristianos jugados.
En una era dominada por las nuevas tecnologías, la evangelización debe expandirse más allá de los templos, alcanzando a los alejados a través de los medios digitales, el diálogo y el testimonio personal. Hoy, más que nunca, la fe debe ser vivida y compartida con convicción, audacia y creatividad.
Este libro es un llamado a la acción, un desafío para que cada laico descubra su misión, inspire a otros y se convierta en un verdadero constructor del Reino de Dios en el siglo XXI. ¡Es hora de ser Iglesia en salida, de conquistar almas para Cristo y de hacer brillar la luz del Evangelio en cada rincón del mundo!