FILOSOFÍA CENTRADA EN EL AUTOCONOCIMENTO

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CARMEN ZANETTI DUEÑAS

Al contrario de lo que en general solemos creer, la filosofía es un saber conectado con los retos y dificultades que afrontamos habitualmente en los distintos ámbitos de nuestra vida.

Lo sepamos, o no lo sepamos, nuestra forma de funcionar en la vida cotidiana está determinada por la filosofía de vida que cada uno de nosotros ha ido asumiendo: ideas más o menos conscientes sobre nosotros mismos y el mundo en general que con frecuencia limitan nuestra vida y distorsionan nuestra percepción de la realidad, abocándonos, de forma repetida, a distintos estados y niveles de desorientación, insatisfacción y sufrimiento innecesarios.

Muchas de las creencias que están detrás de gran parte de nuestro sufrimiento y de nuestros modos de funcionar más reactivos e ineficaces son, de hecho, fruto del condicionamiento y de la inconsciencia; fruto, en definitiva, de haber renunciado al cultivo de nuestra dimensión filosófica.

¿Podemos vivir sin filosofar? Sí, pero no sin librarnos de los nocivos efectos derivados de la renuncia a una de las dimensiones constitutivas fundamentales de los seres humanos.

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CARMEN ZANETTI DUEÑAS

Al contrario de lo que en general solemos creer, la filosofía es un saber conectado con los retos y dificultades que afrontamos habitualmente en los distintos ámbitos de nuestra vida.

Lo sepamos, o no lo sepamos, nuestra forma de funcionar en la vida cotidiana está determinada por la filosofía de vida que cada uno de nosotros ha ido asumiendo: ideas más o menos conscientes sobre nosotros mismos y el mundo en general que con frecuencia limitan nuestra vida y distorsionan nuestra percepción de la realidad, abocándonos, de forma repetida, a distintos estados y niveles de desorientación, insatisfacción y sufrimiento innecesarios.

Muchas de las creencias que están detrás de gran parte de nuestro sufrimiento y de nuestros modos de funcionar más reactivos e ineficaces son, de hecho, fruto del condicionamiento y de la inconsciencia; fruto, en definitiva, de haber renunciado al cultivo de nuestra dimensión filosófica.

¿Podemos vivir sin filosofar? Sí, pero no sin librarnos de los nocivos efectos derivados de la renuncia a una de las dimensiones constitutivas fundamentales de los seres humanos.

CARMEN ZANETTI DUEÑAS

Al contrario de lo que en general solemos creer, la filosofía es un saber conectado con los retos y dificultades que afrontamos habitualmente en los distintos ámbitos de nuestra vida.

Lo sepamos, o no lo sepamos, nuestra forma de funcionar en la vida cotidiana está determinada por la filosofía de vida que cada uno de nosotros ha ido asumiendo: ideas más o menos conscientes sobre nosotros mismos y el mundo en general que con frecuencia limitan nuestra vida y distorsionan nuestra percepción de la realidad, abocándonos, de forma repetida, a distintos estados y niveles de desorientación, insatisfacción y sufrimiento innecesarios.

Muchas de las creencias que están detrás de gran parte de nuestro sufrimiento y de nuestros modos de funcionar más reactivos e ineficaces son, de hecho, fruto del condicionamiento y de la inconsciencia; fruto, en definitiva, de haber renunciado al cultivo de nuestra dimensión filosófica.

¿Podemos vivir sin filosofar? Sí, pero no sin librarnos de los nocivos efectos derivados de la renuncia a una de las dimensiones constitutivas fundamentales de los seres humanos.