DE OCA EN OCA: EL LABERINTO DE LA VIDA

16,00 €

JOSÉ MONTERO GARCÍA

Valerio Montini estaba reconocido como uno de los videntes más prestigiosos en el mundo de la adivinación, tanto por los buenos resultados al vaticinar el futuro de sus clientes como por utilizar en su actividad profesional un Juego de Oca en oca que complementaba sus dotes augurales. Tenía en su poder uno de los dos ejemplares de ese juego de mesa que había traído a España en el siglo XVI un antepasado suyo como regalo de Francisco I de Medici al Rey Felipe II en agradecimiento por haberle concedido el título de Gran Duque de Florencia.

En su diván de futurólogo tomaron asiento todo tipo de personas que buscaban una respuesta a su problema, desde prostitutas, clérigos, violadores, desocupados, empresarios y políticos hasta detectives privados que rastreaban su vida en busca de alguna ilegalidad que les permitiera llevarlo ante la justicia. Personas de las que se da cuenta pormenorizada en esta novela. Pero a pesar de su notoriedad y éxito profesional, el hombre decidió devolver al descendiente actual del Gran Duque de Florencia ese Juego que había quedado en poder de aquel otro inmemorial Adriano Montini que los había traído a Madrid.

El viaje de vuelta a Florencia, haciendo a la inversa el mismo recorrido de entonces, abrió nuevos caminos de futuro a cuantos, incluido el propio vidente, participaron en esa “excursión” que trasladaba el citado juego a la ciudad italiana en la que había sido inventado para dejarlo en manos de un descendiente de los Medici, sus verdaderos dueños.

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JOSÉ MONTERO GARCÍA

Valerio Montini estaba reconocido como uno de los videntes más prestigiosos en el mundo de la adivinación, tanto por los buenos resultados al vaticinar el futuro de sus clientes como por utilizar en su actividad profesional un Juego de Oca en oca que complementaba sus dotes augurales. Tenía en su poder uno de los dos ejemplares de ese juego de mesa que había traído a España en el siglo XVI un antepasado suyo como regalo de Francisco I de Medici al Rey Felipe II en agradecimiento por haberle concedido el título de Gran Duque de Florencia.

En su diván de futurólogo tomaron asiento todo tipo de personas que buscaban una respuesta a su problema, desde prostitutas, clérigos, violadores, desocupados, empresarios y políticos hasta detectives privados que rastreaban su vida en busca de alguna ilegalidad que les permitiera llevarlo ante la justicia. Personas de las que se da cuenta pormenorizada en esta novela. Pero a pesar de su notoriedad y éxito profesional, el hombre decidió devolver al descendiente actual del Gran Duque de Florencia ese Juego que había quedado en poder de aquel otro inmemorial Adriano Montini que los había traído a Madrid.

El viaje de vuelta a Florencia, haciendo a la inversa el mismo recorrido de entonces, abrió nuevos caminos de futuro a cuantos, incluido el propio vidente, participaron en esa “excursión” que trasladaba el citado juego a la ciudad italiana en la que había sido inventado para dejarlo en manos de un descendiente de los Medici, sus verdaderos dueños.

JOSÉ MONTERO GARCÍA

Valerio Montini estaba reconocido como uno de los videntes más prestigiosos en el mundo de la adivinación, tanto por los buenos resultados al vaticinar el futuro de sus clientes como por utilizar en su actividad profesional un Juego de Oca en oca que complementaba sus dotes augurales. Tenía en su poder uno de los dos ejemplares de ese juego de mesa que había traído a España en el siglo XVI un antepasado suyo como regalo de Francisco I de Medici al Rey Felipe II en agradecimiento por haberle concedido el título de Gran Duque de Florencia.

En su diván de futurólogo tomaron asiento todo tipo de personas que buscaban una respuesta a su problema, desde prostitutas, clérigos, violadores, desocupados, empresarios y políticos hasta detectives privados que rastreaban su vida en busca de alguna ilegalidad que les permitiera llevarlo ante la justicia. Personas de las que se da cuenta pormenorizada en esta novela. Pero a pesar de su notoriedad y éxito profesional, el hombre decidió devolver al descendiente actual del Gran Duque de Florencia ese Juego que había quedado en poder de aquel otro inmemorial Adriano Montini que los había traído a Madrid.

El viaje de vuelta a Florencia, haciendo a la inversa el mismo recorrido de entonces, abrió nuevos caminos de futuro a cuantos, incluido el propio vidente, participaron en esa “excursión” que trasladaba el citado juego a la ciudad italiana en la que había sido inventado para dejarlo en manos de un descendiente de los Medici, sus verdaderos dueños.